
¿Cómo Puede Dios Ayudarte a Tratar con el Dolor Crónico,la Incapacidad y las Enfermedades – Tercer Programa
Hoy en el Programa de John Ankerberg: ¿Cómo Dios Puede Ayudarte a Tratar con el Dolor Crónico, la Incapacidad y las Enfermedades?
Dr. Michael Easley: Los creyentes en Cristo en el Occidente nos equivocamos en esto, pensamos que si hacemos algo bueno, Dios hará por nosotros, algo aún más grande, mejor y más nuevo, más saludable, más próspero, y así sucesivamente, pero cuando vas a pasarla mal, vas a sufrir.
Joni Eareckson Tada: Me encontraba asustada, pues había oído rumores de lesiones de la espina dorsal, sobre la tetraplejia, la parálisis, la rotura de cuello, por lo que estaba aterrorizada.
Locutor: Mis invitados son Joni Eareckson Tada, fundadora del ministerio internacional para personas discapacitadas, “Joni y Sus Amigos”, es autora de más de 70 libros, así como la anfitriona del programa de radio “Joni y Sus Amigos”, y tenemos también al Dr. Michael Easley, presidente emérito del Instituto Bíblico Moody. Michael es autor y pastor principal de la Iglesia Fellowship Bible en Brentwood, Tennessee. Te invitamos a que veas esta edición especial de El programa de John Ankerberg.
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Tercer Programa
John Ankerberg: Bienvenido a nuestro programa, mis invitados son Joni Eareckson Tada y el Dr. Michael Easley, y estamos hablando sobre el sufrimiento. Muchos de ustedes, se encuentran sufriendo ahora mismo, puede ser por algo emocional, es posible que hayas perdido tu trabajo; a lo mejor tienes problemas familiares; o puede ser que tengas una enfermedad o una discapacidad, algo a lo que tienes que enfrentar y te sientes abrumado. Recuerdo el día en que mi madre se enteró que padecía de la enfermedad de Lou Gehrig. Y ella había visto como una de sus mejores amigas había sufrido por dos años de agonía con esta enfermedad y la acabábamos de enterrarla. Así que mi madre tenía una idea clara de lo que iban a ser sus próximos dos años. Algunos de ustedes están en esa misma condición, este programa es para ti, conmigo están personas que pueden hablar contigo, persona a persona, sobre lo que Dios ha hecho por ellos, lo que ellos han estado sufriendo, y lo que están sufriendo en este momento. Michael, voy a comenzar contigo. Quiero que nos des los tres principios bíblicos, un resumen, tres razones bíblicas por las que todos nosotros vamos a sufrir o estamos sufriendo ahora mismo.
Easley: Es difícil destilar eso, John, pero creo que, de una manera amplia, podemos decir que número uno, es obvio que es por el pecado, puesto que siempre hay consecuencias por el pecado. Y creo que, cualquier persona que está enfrentando un problema, el primer lugar al que ir es: “¿Señor, tiene esto que ver con algo que haya hecho?” En el Salmo 107, el salmista escribe: “Por causa de sus caminos rebeldes, y por causa de sus iniquidades, los insensatos fueron afligidos“. Ahora, hay muchos más versículos que podemos ver, pero a veces hay una causa y efecto en esto.
En segundo lugar, sufrimos porque vivimos en un contexto de la caída del hombre, Pablo nos habla de una creación que gime, que anhela redención. Por ejemplo: Yo me pongo estas cosas, no solía tener que usar gafas, pero mis ojos fueron cambiando, debido a la decadencia focal, así que todos estamos bajo una cultura caída, en un mundo caído; y debido a eso, suceden cosas malas, y es lamentable que atribuimos estás cosas a Dios, pero el contexto donde vivimos es uno que sufre por la caída del hombre.
Y en tercer lugar, y la más incómoda, es que quizás es lo que Dios quiere para nosotros. Según la comunión en el sufrimiento que nos enseña 1 Pedro, existe una cierta conexión cuando sufrimos por el nombre de Cristo, pero tengo que decir, y no siempre lo hago; que a veces sufro por mis insensateces y me auto-inflijo. Pero, por otro lado, hay ocasiones en que sufrimos por amor a Cristo. Y no sé la razón de ello, pero sí sé que Él nos ha pedido caminar en esa comunión con Él por razones que nunca llegaremos a comprender hasta la próxima vida.
Ankerberg: Sí, hay personas que no nos creen sobre esto, así que volveremos a este tema, pero de momento solo quería poner estos tres aspectos sobre la mesa. Y a lo que quiero ir, Joni, es al hecho de que, a causa de las enfermedades o los problemas emocionales, sufrimos la depresión, y tú nos has descrito muchas diferentes historias y experiencias. Y si alguien puede tener razón, me parece, de pasar por estos episodios depresivos en la vida, eres tú. Quiero que elijas una y que nos cuentes, ¿Cómo Dios te ayudó a salir de eso?
Tada: Depresión va con todos esos versículos que Michael nos ha compartido. Es parte de lo que significa ser humano, es parte de lo que tenemos que vivir. Jesús dijo: “En este mundo tendrán aflicción“, y Él no estaba bromeando, pues, estamos conectados a tener dificultades, y otra vez por todas las razones que Michael ha compartido, sé que cuando he estado deprimida, y aun paso por esos momentos, sobre todo a media noche, cuando estoy acostada en la cama y mi parálisis es tal que la gravedad se convierte en mi enemigo. Es decir, por lo menos cuando estoy sentada en una silla de ruedas puedo más o menos fingir que me muevo, pero cuando estoy en la cama no me puedo mover. Y todo se vuelve claustrofóbico.
Yo sé que Dios es soberano, sé que de alguna manera mi poco dolor encaja en Sus amplios decretos, Él podría quitarme esto si Él lo quisiera. Pero Él puede elegir no hacerlo; y todas esas implicaciones teológicas dan vueltas por mi cabeza. Y te puedo decir que, a veces no puedo dirigirme al Padre. “Señor, siento temor, Tu soberanía es tan temible, así que espero que no te importe, Padre, pero me voy a acercar a Jesús, porque, de nuevo, por todas las razones que Michael compartió anteriormente, razonas y entiendes que Tú estás conmigo”. Ahora, sé que ese tipo de esquizofrenia teológica no cabe en un libro de teología. Y sé que, según Colosenses 2:9 que en Él, en Jesús, existe toda la plenitud de la Divinidad; es decir, el Padre y el Hijo en realidad son Uno. Pero tomo mi pequeño cuchillo emocional quirúrgico y, cuando nada ayuda, Jesús está allí, Jesús.
Y lo que hago es volverme a decir, en medio de mi depresión, todo lo que he oído hablar de Jesús, y que sé que es verdad, y me digo a mí misma, voy a decirme, voy a hablar con mi alma, al igual que hizo David, el salmista en el Salmo 42, “¿Por qué te abates, alma mía?”. Vamos, vamos, ¿Por qué estás tan turbada? ¿Por qué estoy tan abatida dentro mí? “Pon tu esperanza en Dios, tu Salvador”. Voy a hablar conmigo mismo, y no creo que eso sea un “no- no psicológico”. Es decir, la Biblia anima en los Salmos, a que tenemos que hablar con nosotros mismos. Debemos, como los Salmos dicen una y otra vez, recordar, recordar, recordar la bondad del Señor.
Pienso en, sí, pienso en como Jacob luchó con el ángel del Señor y pienso en Samuel, en como erigió lo que él llamó un Eben-ezer, un altar memorial: “Hasta aquí Dios me ha ayudado”, Él me ha traído hasta aquí, y estoy segura que me puede llevar un centímetro más, porque si le doy un centímetro, Él me dará un millón de kilómetros de esperanza. Y esto es lo que hago, para recordarme a mí misma de las cosas que sé que son verdad.
Depresión, creo que es cuando el giroscopio emocional se pone al revés; y vienes a sentirte colapsada y retraída, temerosa y ansiosa. Y, creo que practicar cosas que sabemos que son verdad acerca de Jesucristo y de Dios el Padre y el Espíritu Santo, coloca el giroscopio en equilibrio, y somos capaces de respirar mejor. Nuestro pecho se vuelve más ligero. Un nuevo curso, un nuevo tramo de fe. Sí, la luz de la mañana ha llegado, me siento viva; Puedo seguir adelante, por la gracia de Dios, seguiré adelante.
Ankerberg: Michael, enfermedades, padecimientos, todos estos problemas emocionales pueden traer desaliento, grandes desánimos. El mundo se vuelve oscuro, pero dime; tú no te apuntaste para tener un cuello fusionado.
Easley: Sí, cuando ponen un metal en el cuello, y no te dicen todo lo que eso va a implicar más tarde, dices, está bien, esto va a detener el problema y la enfermedad y esto va evitar que tenga que usar una silla de ruedas. Pero luego te enteras de las consecuencias que tendrás en el futuro, y esto no se toma muy bien, pues, a menudo me desanimo. El
desaliento, es la pérdida de ánimo, y me siento atemorizado, retraído; y quiero sentarme, no voy a permitir que esto gane, pero hay un montón de gente a quienes me gustaría dar esto (Risas). Y la pregunta de “¿por qué yo?” permanece en silencio, pero: “Señor, de verdad que sin duda hay personas que merecen esto más que yo”. Y así el componente de desánimo puede hacerte que veas toda la vida a través de este dolor y malestar. Y eso es lo que dijo Joni, que tienes que salirte de ti mismo; y haces otras cosas, por alguien que esté discapacitado, o simplemente alejarte de la auto-fijación en el dolor y el problema. Y eso, creo, es fundamental en nuestro caminar con Cristo.
Ankerberg: Vamos a tomar un descanso, cuando regresemos, vamos a hablar acerca de una pregunta clave. ¿Es bíblico que todos vamos a sufrir? Así que para todas las personas que nos están escuchando, ¿Dice la Biblia que vamos a sufrir? Tal vez no como Joni; tal vez no como Michael; tal vez peor; pero vas a sufrir algo. ¿Dónde dice la Biblia esto? Nosotros representamos una pequeña luz de esta teología en nuestra sociedad Americana, y quiero que veamos esto rápidamente, vamos a ver el llamado que Dios dio al apóstol Pablo, lo que eso implicaba. Vamos a verlo cuando regresemos. Quédate con nosotros.
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Ankerberg: Muy bien, estamos de regreso, estamos hablando con Joni Eareckson Tada y Michael Easley, y hablamos del sufrimiento, algo que no se suele hablar mucho, bien. Pero, el hecho es ¿Acaso es bíblico? Y me gustaría mostrar algunos versículos en la pantalla para nosotros para que los observemos, y luego voy a preguntar a Michael algunas cuestiones. Estos son los versículos. Filipenses 1:29, “Porque a ustedes se les ha concedido por amor de Cristo… sufrir por Él”, “Los que sufren según la voluntad de Dios,” sí, “de acuerdo a la voluntad de Dios, encomendándose a Su fiel Creador y continuar haciendo bien”. Un versículo más, 1 Pedro 4: “Amados, no se sorprendan del fuego de prueba que en medio de ustedes ha venido para probarlos, como si alguna cosa extraña les estuviera aconteciendo. … antes bien, en la medida en que comparten los padecimientos de Cristo, regocíjense, para que también en la revelación de Su gloria se regocijen con gran alegría”. Ahora, Michael, a la luz de estos versículos, vamos a hablar del apóstol Pablo y ver cómo esto se ajusta. Dios llamó al apóstol Pablo a estar a cargo de llevar el evangelio a los gentiles, por todo el imperio romano y le dio este alto encargo, y él escribió la mayor parte de nuestro Nuevo Testamento, bien, muéstranos cómo fue el llamado que Dios le dio.
Easley: Como has de saber, Pablo se encontraba persiguiendo a los cristianos por petición de los judíos, y él es emboscado y cegado en el camino a Damasco. Mientras tanto, un profeta llamado Ananías está ocupándose de sus propios asuntos proféticos y Dios viene a
él y dice: “Quiero que vayas a Damasco, a una calle que se llama Derecha, ahí se encuentra un hombre llamado Saulo. Tú irás para decirle que, sabes, él será un instrumento escogido, le has de volver la vista”, etcétera. Y Ananías, (Te ha de gustar este personaje) dice: “Señor,
¿Has oído hablar de este tipo?” Voy a parafrasear. “¿Has oído lo que ha hecho a tus santos?” Y el mandamiento es: “Ve, porque él es un siervo elegido, un elegido siervo mío”. Y luego dice: “yo le mostraré cuánto debe sufrir por causa de mi nombre”.
Ankerberg: Sí, son buenas y malas noticias.
Easley: Y como ya sabes, yo no quiero enlistarme para eso, pues lo que quiero es prosperidad y riqueza y fama, no clases de sufrimiento. Así que, según Pablo avanza llevando ese mensaje, por supuesto, Pablo, recuperó la vista, pero escuchamos de sus historias, que en realidad suceden, cuando es encarcelado, encadenado, él pasa por una serie de dificultades y pruebas. Así que se nos da un evangelio antiamericano, pues se le dice que va a sufrir por servir a una causa mayor.
Ankerberg: Sí. Háblanos acerca de algunas de las cosas que Pablo enumera que en realidad pasó, y une a eso el Dios de toda consolación, que nos consuela para que podamos consolar a otros.
Easley: Al principio de 2 Corintios, en los versículos 3 al 7, donde, se dice que vamos a ser angustiados, y a través de eso vamos a aprender a consolar a otros. Y luego llegamos a la letanía en el capítulo 11 de los azotes, casi ahogamientos, los naufragios, picadas de serpiente, compatriotas que buscan cazarlo, muchos peligros, de ladrones. Es casi como una cadencia. Y luego dice, y “más que esto, todas las iglesias”. Pero él cuenta esto como una gloria de Cristo. Así que, si nos fijamos en la vida de Pablo de sufrimiento, y él lleva consigo un aguijón, que no sabemos con certeza lo que era, pues Dios no lo ha relevado.
Para el creyente que es un americano en Jesucristo, tenemos esto equivocado. Pues, pensamos que, si hacemos esto, entonces Dios hará eso, aún más grande, mejor, más nuevo, más, más sano, más próspero y así sucesivamente. ¿Cuándo es realidad vas a experimentar dificultades; que vas a sufrir, de Esclerosis Múltiple, con cáncer, fibromialgia, con una enfermedad de disco crónica, con algo que no quieres en la vida? Y así, yo me aferro a la teología de Pablo, no sé lo que Dios le dijo a Joni o a mí, “Voy a mostrarte lo mucho que vas a sufrir”. Así que en mi sufrimiento, me gustaría sentirme más como Pablo que como Michael.
Ankerberg: Sí, vamos a hablar de lo que Pablo dijo en medio de su sufrimiento, puesto que las personas que están escuchando, que están sufriendo, necesitan escuchar esto. Una de las cosas que Pablo encontró fue la paz que sobrepasa todo entendimiento. Y tú has hablado acerca de esto que es de otro mundo, esta paz de otro mundo. Háblanos un poco de eso.
Easley: Sí, me gusta la expresión “de otro mundo”. Pues no se trata de la paz que pensamos: ausencia de dificultades, ausencia de dolor, ausencia de guerra. Es una paz de otro mundo que supera la comprensión. Yo no la entiendo, tú la has mencionado que; Joni la mencionó; Y en mi experiencia, cuando estás en esa cúspide y en ese borde donde no crees que puedas ir más lejos, Dios te abruma con algo al cual puedes apoyarte. Puedes, a lo mejor estar todavía con dolor; puedes aún estar desanimado; pero sabes que hay una causa más grande en todo esto, hay una paz que sobrepasa todo entendimiento: pues en medio de esta prueba, este malestar, Él me ama; Él se preocupa por mí.
Ankerberg: Joni, menciona algunos otros versículos que vienen a tu mente en cuanto a este asunto del sufrimiento, y también de cómo es que Dios ayuda a los que sufren.
Tada: Bueno, de la lista de los versículos que se han mencionado, me identifico fuertemente con 2 Corintios 1, donde el apóstol Pablo escribió a sus hermanos en Asia, y con mucha fuerza dice: “Porque no queremos que ignoren, hermanos, acerca de nuestra aflicción sufrida. Porque fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, de modo que hasta perdimos la esperanza de salir con vida.” “¡Escucha! Entiendo eso, porque me encuentro allí a menudo. Oh, Dios, yo preferiría estar muerto que enfrentar esto. Es decir, incluso el apóstol Pablo tuvo que luchar con eso.
Pero entonces, él dice en el versículo siguiente; esto es tan poderoso, “A fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos”. Pienso en este versículo prácticamente todas las mañanas. Es decir, sabes, ese momento en que estás despierto, pero que aún no has abierto los ojos. Cuando puedo escuchar a mi amiga en la cocina, haciendo correr el agua para el café. Sé que va a venir a mi habitación, a darme un baño en la cama, hacer mis rutinas de ir al baño, me refiero a vestirme, a sentarme en una silla de ruedas, me llevará al baño, me cepillará el pelo, los dientes, limpiará mi nariz. Mis ojos aún están cerrados, y estoy pensando, yo no puedo hacer esto, no puedo enfrentar esto, no puedo enfrentar esto un día más, no tengo las fuerzas para esta cuadriplejia. Pero, Señor Dios, todo lo puedo a través de Ti, incluso esta tetraplejia, si Tú me fortaleces, también dame de Tu sonrisa, Jesús. Te necesito con urgencia, por favor muéstrate grandemente.
Y te digo, que para cuando ella entra en mi habitación con esa taza de café, tengo una sonrisa que ha sido enviada directamente del cielo. En una dura lucha, ganada con esfuerzo, y una profunda y poderosa paz, de la que Michael estaba hablando, que sobrepasa todo entendimiento. Yo no la entiendo, pero la obtengo, y creo que de eso es lo que Pablo está hablando en ese versículo. Estas cosas pasan para que no confiemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos.
Y, puedo decir rápidamente que creo que la gente que está verdaderamente discapacitada es cuando se despiertan por la mañana, saltan de la cama, toman una ducha rápida, se toman el desayuno, y a lo mejor le dan a Dios un guiño, con un tiempo devocional de cinco minutos, y luego salen por la puerta con velocidad de crucero.
Y se nos dice en Su Palabra, en Santiago 4, en referencia a nosotros, que incluso si eres cristiano, Dios está contra ti, Él se opone a los orgullosos, Se resiste a los soberbios. Pero, me encantan los “peros” en las Escrituras, Dios da gracia, y gracia sobre gracia a los humildes. Y los humildes son personas que, a causa de su sufrimiento, buscan de los brazos del Salvador por la convicción abrumadora que no tienen otro lugar adonde ir, no hay otro lugar a donde ir. El sufrimiento se convierte en un perro-pastor mordiendo tus talones, que les conduce por el camino al Calvario, que de otra manera, no serían humanamente capaces de acudir. Y es en la cruz, en el Calvario, que nos encontramos con la paz que Michael ha mencionado, donde nos encontramos con el gozo que he mencionado, que es sobrenatural, increíble, pero real.
Ankerberg: Hemos hablado de la depresión; hemos hablado del desánimo; hemos hablado del sufrimiento. Quiero volver al desánimo. Joni, cuando te enteraste que tu cuello estaba roto y tus lesiones eran permanentes, tenías 17 años. Cuando te das cuenta que por el resto de tu vida todo había cambiado. Te das contra la pared; tu condición no va a cambiar; que lo más probable es que sólo vas a empeorar. No puedo pensar en un mayor desaliento que eso. Y estoy mencionando esto, amigos, porque algunos de ustedes, que están ahí. Están desanimados. ¿Cómo pueden salir de eso, Joni? ¿Cuál es la respuesta de Dios?
Tada: No hemos todavía hablado de la esperanza en este programa, y sin embargo, la Biblia se desborda con palabras de esperanza. Para mí, un paso esperanzador fue Isaías 35, “Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, y los oídos de los sordos se destaparán. El cojo entonces saltará como un ciervo,” ¡Dios mío, la tetraplejia no es eterna! Y es por eso que de acuerdo a Filipenses 3, ansiosamente—me encanta ese adverbio—espero pacientemente a mi Salvador, el Señor Jesús, que vendrá a transformar este cuerpo de humillación de ser como Su cuerpo glorioso.
Y espero que pueda tomar esta silla de ruedas conmigo al cielo, porque si lo puedo hacer, sé que eso no es teológicamente correcto, pero si pudiera, la pondría allí mismo y diría: “Jesús,
¿ves esa cosa? Tenías razón cuando dijiste que en este mundo tendríamos aflicción, pues esa cosa fue de mucho tormento. Pero, Señor Jesús, cuando más débil estaba en esa cosa, más fuertemente aprendí de Ti; más fuerte me apoyé en ti, más fuerte descubrí lo que tú eres. “¡Oh, Dios mío! “Gracias por Tu sabiduría” Pues, aunque soy tetrapléjica y no una parapléjica, me hizo apoyarme fuertemente en Jesús, y esto es, para mí, es de mucha ayuda.
Ankerberg: Todavía no hemos terminado con esto, la próxima semana vamos a continuar. Ya que hay personas que son tetrapléjicos, parapléjicos, personas que tienen cáncer, tumores cerebrales, el Lou Gehrig, esclerosis múltiple, y hay personas que están confinadas a una cama o están solos, y ellos quieren saber, ¿Cuál es el valor de mi vida? ¿A dónde pueden acudir? Yo no puedo hacer nada, Joni. Vamos a hablar de esto, ¿Qué valor tienen? y
¿Cuál es el propósito que Dios tiene para estas personas? Amigos, no querrán perderse esto. Únete a nosotros la próxima semana.