
Conociendo a Dios por Sus Nombres
Cuando piensa en Dios, ¿que le viene a su mente? ¿Es una figura de abuelo que consiente el menor capricho de sus nietos?
¿Es un disciplinador estricto que no quiere que sus seguidores se diviertan?
¿Es un anciano miope, tal vez un poco senil, que no tiene ni idea de lo que ocurre en el mundo que ha creado, bueno, que cree haber creado, pero en su senilidad, quién puede confiar en lo que dice?
¿Es un padre amoroso demasiado indulgente que da a sus hijos todo lo que piden?
¿O es el Dios Creador del universo que está íntimamente al tanto de todo lo que ocurre en su mundo, que se aflige cuando ve el mal que tiene lugar en el mundo que creó, y tiene un plan a largo plazo para restaurar todas las cosas a la condición en la que volverá a declararlo “bueno”?
Hace años leí una cita de A.W. Tozer, “Lo que nos viene a la mente cuando pensamos en Dios es lo más importante de nosotros”[1]
Y lo que es peor, en su libro The God You Can Know (El Dios que Puedes Conocer), Dan DeHaan advierte que “la Biblia llama idolatría a cualquier forma de pensar en Dios de forma errónea:”[2]
Una buena manera de hacerlo es centrarse en los nombres con los que Dios se ha dado a conocer, y eso es lo que nos proponemos hacer en los próximos meses. No será un tratado teológico en profundidad sobre los nombres. Más bien, nuestro deseo es que llegues a tener una comprensión más profunda y rica del Dios que te creó, y que crezcas en tu amor y compromiso con Él.
Como nos dice Tozer en su libro The Knowledge of the Holy (“El Conocimiento del Dios Santo”):
“…..la cuestión más grave que se plantea a la iglesia es siempre Dios mismo, y el hecho más portentoso de cualquier hombre no es lo que pueda decir o hacer en un momento dado, sino cómo concibe a Dios en su corazón profundo. Por una ley secreta del alma, tendemos a acercarnos a nuestra imagen mental de Dios. Esto es cierto no sólo para el cristiano individual, sino para la compañía de cristianos que compone la iglesia. Siempre lo más revelador de la iglesia es su idea de Dios, así como su mensaje más significativo es lo que dice de Él o lo que deja de decir, pues su silencio es a menudo más elocuente que su discurso….”[3]
Nuestra oración es que tu imagen mental de Dios se acerque cada vez más al Dios verdadero mientras exploras estos nombres con nosotros.
“Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón”. (Jeremías 29:13)
____________________________
1 A.W. Tozer, The Knowledge of the Holy (El Conocimiento del Dios Santo) (Fig Classico, p. 2012), p. 1 ↑2 Dan DeHaan, The God You Can Know (El Dios que Puedes Conocer) (Chicago, IL: Moody Publishers, 1982), p. 13. ↑
3 Tozer, p. 1, énfasis añadido. ↑