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Credo de los Apóstoles: Dios, el Padre

“A lo largo de las Escrituras encontramos analogías que apuntan a la capacidad de Dios de revelarse en formas que podemos entender”.[1]

Una de las formas que Dios ha elegido para revelarse a nosotros es a través de la idea de la paternidad. Por supuesto, toda analogía—incluso ésta—se rompe en algún momento, por lo que es importante no presionar demasiado. Todos entendemos la idea de “padre”. Algunos tienen grandes padres; otros tuvieron muy malos padres; y la mayoría cae entre esos dos extremos. Así que no debemos asumir que la paternidad de Dios es un reflejo de tu propio padre en todos los aspectos. 

Por otro lado, como señala Alister McGrath, “…la analogía de Dios como Padre también indica cómo deberían ser los padres humanos. El mismo cuidado, compasión y compromiso que Dios muestra hacia nosotros debe reflejarse en la actitud de los padres humanos hacia sus hijos.”[2]

Así que exploremos brevemente algunas de las formas en que Dios se revela como Padre.

Jesús le llamó Padre

Juan 5 es un ejemplo. En los versículos 17-18 se refiere a Dios como “mi Padre”. Como resultado, los judíos querían matarlo porque “también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios” (versículo 18). Véase también Mateo 11:27; Lucas 10:21-22; Juan 14:2; Juan 14:23.

“Bio-papá”

Hay un sentido en el que Dios es el padre de todos. Después de todo, Él nos creó. Pablo lo menciona en Hechos 17:28: “‘En él vivimos y nos movemos y tenemos nuestro ser’; como incluso algunos de vuestros propios poetas han dicho: ‘Porque en verdad somos su descendencia’”.[3] Sin embargo, como advierte R.C. Sproul, llamar a Dios “Padre implica mucho más que reconocer sus poderes de creación”.[4]

Padre de Israel

Dios también tiene una relación paternal única con Israel. Deuteronomio 32.6 dice: “¿No es Él tu padre que te compró? Él te hizo y te estableció.” A lo largo de su historia, Israel ha visto poderosas muestras del amor de Dios, de su provisión y de su disciplina.

Padre Adoptivo

La forma más sorprendente en que Dios es nuestro Padre es adoptándonos como hijos e hijas suyos.  “Nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme a la buena intención de Su voluntad”(Efesios 1:5). Albert Mohler explica: “Una cosa es afirmar que el Padre ‘Hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos’ (Mateo 5:45). Otra muy distinta es afirmar que Dios está obligado a salvar a todos porque es Padre”.[5] 

La Escritura nos dice claramente quiénes pueden ser llamados hijos e hijas de Dios: “Pero a todos los que le recibieron, a los que creyeron en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios”. Y al igual que un padre humano, Dios trabaja amorosamente en nuestras vidas para hacernos “semejantes a él” (1 Juan 3:2). ¡Qué idea tan asombrosa! 

La Escritura también revela a Dios como un padre amoroso: “Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios. Y eso somos”. (1 Juan 3:1).

Estas hermosas letras de Ian Smale proporcionan una doxología adecuada a este artículo:

Padre Dios, me pregunto cómo he podido existir

sin el conocimiento de tu paternidad y tu cuidado amoroso.

Pero ahora soy tu hijo, soy adoptado en tu familia,

Y nunca podré estar solo, Porque Padre Dios, estás ahí a mi lado.[6] (Ian Smale)

Lectura recomendada:

I Believe, Alister McGrath

All You Need to Believe, C. Donald ColeEl Credo de los Apóstoles, R. Albert Mohler

  1. Alister McGrath, I Believe: Exploring the Apostles’ Creed (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1997), pp. 26-27.
  2. Ibíd., p. 28, énfasis suyo.
  3.  “Aquí Pablo citó a los poetas paganos Cleanthes y Aratus, que habían dicho que Zeus era el Padre de los seres humanos porque los había creado. Por supuesto, Pablo insistió en que el Dios de la Biblia era el verdadero creador, y no Zeus. Pero Pablo también afirmó la idea de que crear algo es convertirse en su Padre”. Richard L. Pratt, Jr., ST312 The Apostles’ Creed, © Third Millennium Ministries & Christian University Globalnet.
  4.  R.C. Sproul, What We Believe (Baker Publishing Group, Edición Kindle), p. 45.
  5.  R. Albert Mohler, The Apostles’ Creed (Thomas Nelson, Edición Kindle), pp. 7-8.
  6.  “Father God I Wonder,” letra de Ian Smale, © 1984 Thankyou Music.

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