
Creo en el Espíritu Santo
Lo importante que tenemos que tratar en este artículo es que el Espíritu Santo es un miembro pleno de la Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Es común que muchos cristianos hoy en día ignoren al Espíritu Santo por miedo a ser víctimas de algunas de las afirmaciones más extravagantes que se hacen del Espíritu hoy en día.
Aunque es bueno ser precavido, e incluso mejor ser un bereano (Hechos 17:11) y comprobar las afirmaciones que se hacen sobre el Espíritu Santo, no es bueno ignorarlo.
Las Escrituras dejan muy claro que el Espíritu Santo es Dios. Un lugar donde esto es obvio es en la historia de Ananías y Safira en Hechos 5. En el verso 3 dice “Satanás llenó tu corazón para mentir al Espíritu Santo,…” y en el verso 4, “No has mentido a los hombres sino a Dios”.
Los tres están igualmente vinculados en la Gran Comisión de Mateo 28, donde se dice a los discípulos que bauticen “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19). Los observadores cuidadosos señalan que se utiliza el singular “nombre”, no “en los nombres de”.
Pero, ¿por qué es importante el Espíritu Santo para nosotros hoy? Jesús nos dijo en Juan 14:26, “el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en Mi nombre, Él les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he dicho”.
El Espíritu Santo está profundamente implicado en todos los aspectos de nuestra vida cristiana. Vive en nosotros para enseñarnos la verdad, para mostrarnos a Dios Padre y a Dios Hijo, para ser nuestro Consolador y Guía.
Alister McGrath lo explica,
Todos estamos acostumbrados a ver cómo mueve las cosas una fuerza invisible—el viento. A menudo vemos papeles que el viento arrastra por la carretera o árboles que se doblan ante su fuerza…. Los escritores del Antiguo Testamento, al darse cuenta de la forma en que actúa el viento, no podían dejar de observar un evidente paralelismo con la forma en que actúa Dios. El Espíritu de Dios es como el viento— una fuerza invisible que actúa sobre las cosas y las personas. El Espíritu puede considerarse como Dios en acción.[1]
Donald Cole hace una observación importante sobre el resto del credo, que sigue a esta declaración de creencia en el Espíritu Santo. Dice,A primera vista, lo único que parece decir la tercera parte del Credo es que creemos en el Espíritu Santo y en otros cinco puntos de la doctrina. Sin embargo, hay más: la enumeración de cinco bendiciones inmediatamente después de la declaración de la creencia en el Espíritu Santo nos recuerda que las bendiciones nos las trae el Espíritu Santo de Dios.[2]