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LA HISTORIA DE NAVIDAD

Todos los años, mis padres reunían a la familia y cada noche, durante una semana, citábamos de memoria la historia de la Navidad que se cuenta en Lucas 2. Como verás, la Navidad no consiste en árboles, luces, regalos, dulces y… bueno, cualquiera que sea tu tradición favorita. Ni siquiera se trata de donar a una organización benéfica o a una familia necesitada, o de ayudar en un refugio, o de dar de comer a los hambrientos, por muy buenas que sean esas cosas.

Más bien, la Navidad trata de Dios, que “de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16).

Es bueno que nos lo recuerden, ¿verdad?

A continuación Lucas 2:1-20, para recordar cómo Jesús entró en nuestro mundo aquella primera mañana de Navidad.

La Historia de la Navidad: El Nacimiento de Jesucristo

Aconteció en aquellos días que salió un edicto de César Augusto, para que se hiciera un censo de todo el mundo habitado.  Este fue el primer censo que se levantó cuando Cirenio era gobernador de Siria. Todos se dirigían a inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad.

También José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, por ser él de la casa y de la familia de David, para inscribirse junto con María, comprometida para casarse con él, la cual estaba encinta. Sucedió que mientras estaban ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su Hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

Algunos pastores oyen hablar de Jesús

En la misma región había pastores que estaban en el campo, cuidando sus rebaños durante las vigilias de la noche. Y un ángel del Señor se les presentó, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor, y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: “No teman, porque les traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo; porque les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: hallarán a un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.

De repente apareció con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, alabando a Dios y diciendo: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes Él se complace”.

Cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: “Vayamos, pues, hasta Belén y veamos esto que ha sucedido, que el Señor nos ha dado a saber”.

Fueron a toda prisa, y hallaron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre. Cuando lo vieron, dieron a saber lo que se les había dicho acerca de este Niño. Y todos los que lo oyeron se maravillaron de las cosas que les fueron dichas por los pastores. Pero María atesoraba todas estas cosas, reflexionando sobre ellas en su corazón. Y los pastores se volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho.

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