
NOÉ Y EL DILUVIO
“Porque como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Pues así como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no comprendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos” (Mateo 24:37-39). Veamos a Noé y el Diluvio.
Independientemente de la idea que se tenga de cuándo se creó la Tierra, estamos sólo unos pocos miles de años después de que Dios creara a Adán y Eva y los colocara en el Jardín. No voy a discutir el momento de la creación aquí, ya que no tiene nada que ver con nuestra historia.
Sin embargo, las cosas habían degenerado hasta el punto de que:
“El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era solo hacer siempre el mal. Y al Señor le pesó haber hecho al hombre en la tierra, y sintió tristeza en Su corazón. Entonces el Señor dijo: «Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado, desde el hombre hasta el ganado, los reptiles y las aves del cielo, porque me pesa haberlos hecho». Pero Noé halló gracia ante los ojos del Señor” (Génesis 6:5-8).
¡Qué gran caída desde los días en que Dios caminaba con Adán en el fresco de la tarde! (Génesis 3:8). Aun así, tenemos ese pequeño rayo de esperanza: Noé. La Biblia lo describe como un “hombre justo”, que “caminó fielmente con Dios”. Y por eso Dios lo eligió para construir el arca y repoblar la tierra después de haber destruido todo y a todos los demás.
Dios dio a Noé instrucciones específicas sobre cómo construir el arca y qué llevar dentro. Puedes leer todos los detalles en Génesis 6. En resumen, “Así lo hizo Noé; conforme a todo lo que Dios le había mandado, así lo hizo” (Génesis 6:22). Y finalmente, a la edad de 600 años, Noé, su esposa, sus hijos y las esposas de éstos, subieron al arca junto con todos los animales, tal como Dios les había ordenado. Y llegó el diluvio.
Ahora, podemos discutir y debatir todo el año si las aguas cubrieron toda la tierra, o sólo la parte poblada de la tierra, o sólo el área inmediata donde vivía Noé. Pero la Biblia nos dice: “Las aguas subieron quince codos [unos 20-25 pies] por encima de los montes después que habían sido cubiertos”. Y todo ser viviente de la tierra fue aniquilado. “Sólo quedó Noé y los que estaban con él en el arca” (Génesis 7:23). Esto significa que el diluvio cubrió y destruyó todo lo que Dios quería que fuera cubierto y destruido.
¿Qué sentido tiene?
Podemos imaginar que la gente que vivía cerca de Noé se lo hizo pasar muy mal mientras trabajaba en la construcción de este barco. Por lo que sabemos, no había ninguna gran masa de agua cerca. ¿Quién necesitaba un barco? (Sea lo que sea.) ¿Les dijo Noé lo que Dios planeaba y por qué? Podemos especular, asumiendo que lo hizo con todo su conocimiento. Pero también sabemos que ninguna de las personas le creyó, al menos ninguna se volvió hacia Dios y se le concedió el paso en la barca. Más bien, todos perecieron.
Jesús cuenta esta historia en el contexto de su regreso pendiente a esta tierra. En ese momento se llevará a su novia—los que le pertenecemos—fuera de esta tierra para estar en el cielo con él durante un tiempo de intensa tribulación que vendrá sobre los que queden en la tierra. Me imagino que habrá muchos durante ese tiempo que anhelarán un arca para librarlos de los terribles eventos que ocurrirán. Pero al igual que para la gente de los días de Noé, será demasiado tarde.
No comprendieron lo que estaba ocurriendo hasta que la lluvia comenzó a caer. Del mismo modo, nosotros no tendremos nubes de tormenta que nos indiquen que ha llegado el momento. Más bien, Jesús nos da esta advertencia: “Por tanto, velen, porque no saben en qué día viene su Señor…. Por eso, también ustedes estén preparados, porque a la hora que no piensan vendrá el Hijo del Hombre” (Mateo 24: 42, 44).
Lleva cuentas cortas con Dios. Confiesa tu pecado. Haz las paces con tus vecinos. Esté preparado. Porque Jesús puede venir en cualquier momento.