
Yo creo, Amén
Después de haber pasado casi un año investigando y escribiendo sobre el Credo de los Apóstoles, me encuentro extrañamente reacio a que llegue a su fin. Pero así debe ser, porque hemos llegado a la última palabra: Amén. Amén, como explica Donald Cole, es una palabra hebrea que puede traducirse “¡Ciertamente!” o “¡Así es!”.[1]
Al examinar el Credo frase por frase hemos aprendido que, aunque no declara la totalidad de las doctrinas cristianas, presenta, si se quiere, un mínimo común denominador— las ideas básicas sobre Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo que todo seguidor de Cristo considera verdaderas. Es, como dice Albert Mohler, “la fe dada una vez para siempre a la iglesia de Cristo”.[2]
He estado compartiendo estos artículos con una amiga que es una increíble maestra de la Biblia, y me ha dicho que nunca volverá a mirar el credo de la misma manera. Estoy de acuerdo. Lo que he aprendido en mis estudios cambiará para siempre mi forma de decir este credo. Hay una profundidad en cada palabra que nunca había visto antes. Hay una profundidad en nuestro Dios y en su interacción con nosotros que se percibe mucho más claramente. Me siento honrada de haber podido compartir sólo una pequeña parte de esas ideas contigo.
Permítanme terminar con una cita de Alister McGrath para que reflexionen mientras vuelven a leer el Credo. Dice,
Por último, observe que el credo termina con una sola palabra: Amén. Esto nos recuerda que el credo es tanto una oración como una declaración de fe. Es una oración para profundizar nuestra fe y nuestro compromiso con el Dios cuya grandeza acabamos de considerar. Decir “¡Amén!” al credo es orar para que el poder y la presencia de Dios toquen nuestras vidas, profundicen nuestro amor por Él y mejoren nuestra comprensión de su Evangelio…. El credo habrá cumplido su cometido, y lo habrá hecho bien, si nos impulsa a salir al mundo de Dios, decididos a servirle con la misma fidelidad y dedicación que aquellos que utilizaron por primera vez este credo hace tantos siglos.[3]
Que así sea también para ti.
Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su Único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen. Padeció bajo el poder de Poncio Pilato. Fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos. Al tercer día, resucitó de entre los muertos. Subió a los Cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y en la vida eterna. Amén.
Lecturas recomendadas
Michael F. Bird, What Christians Ought to Believe
C. Donald Cole, All You Need to Believe (Foundations of the Faith)
James Dodds, Exposition of the Apostles’ Creed
Paul Little, Know What You Believe
Alister McGrath, I Believe
R. Albert Mohler, El Credo de los Apóstoles
J.I. Packer, Affirming the Apostles’ Creed R.C. Sproul, What We Believe