
Yo creo… Nuestro Señor
A primera vista, esta línea del Credo de los Apóstoles puede parecer bastante insignificante. Son sólo dos palabras que fácilmente podrían perderse o pasarse por alto. Pero eso sería un gran error: “y en Jesucristo, su único hijo, nuestro Señor….”
Hay una gran cantidad de información en esas palabras “nuestro Señor”. “Señor” es la palabra inglesa utilizada para traducir la palabra griega Kyrios, que fue utilizada 6,700 veces en la Septuaginta para traducir el nombre hebreo de Dios, Yahvéh o Adonai. Es decir, cuando llamamos a Jesús “Señor”, estamos dando a entender que Él es Dios.
Y según R.C. Sproul, “Adonai era el título que indicaba la autoridad y el poder absolutos de Dios”.[1] Al llamarlo Señor estamos reconociendo no sólo que es divino, sino también que es soberano. Soberano se define como “[1] Un gobernante supremo, especialmente un monarca; [2] que posee el poder supremo o último”.[2]
La pregunta entonces es, si confesamos que Jesús es “nuestro Señor”, ¿qué significa eso para nosotros en nuestra vida diaria? Por supuesto, tenemos que reconocer que Él es nuestro soberano, y que tenemos que someternos a su autoridad. R.C. Sproul dice: “El credo confiesa que no sólo es el Señor, sino que es nuestro señor”. En el corazón de la fe cristiana está la sumisión personal del creyente a la autoridad del exaltado Rey de Dios”.[3]
También significa que, si vamos a vivir bajo Su autoridad, no podemos tener lealtad a ningún otro amo. James Dodd explica: “Cuando usamos la expresión ‘nuestro Señor’, declaramos que renunciamos a otros amos; que no hacemos ningún compromiso con Sus enemigos y nos negamos a tener ‘comunión con las obras infructuosas de las tinieblas’, que… aceptamos a Cristo como nuestro líder”. [4]
Esto es difícil para muchos de nosotros. Tenemos tantas cosas que ocupan nuestra mente; tantas cosas que nos preocupan. En este momento de nuestras vidas, nos cuesta ver a Jesús como el Soberano cuando tantas cosas van mal en nuestro mundo. Pero anímate:
La manifestación final y culminante de Jesús como Señor tendrá lugar en su segunda venida, cuando rescate a los creyentes de la ira venidera (1 Tes. 1:10), los reúna consigo mismo (2 Tes. 2:1) y derroque a las autoridades sin ley (2 Tes. 2:8). Es el momento en el que Jesús será por fuerza lo que es por derecho: el pantokrator, el amo y comandante divino sobre todo y todos.[5]
- R.C. Sproul, What We Believe (Baker Publishing Group, Edición Kindle), p. 98. ↑
- R.C. Sproul, What We Believe (Baker Publishing Group, Edición Kindle), p. 98. ↑
- Sproul, p. 100, énfasis añadido. ↑
- James Dodds, Exposition of the Apostles’ Creed, ebook, p. 31 ↑
- Michael F. Bird, What Christians Ought to Believe (Zondervan Academic, Edición Kindle), p. 91 ↑